Monumento a los campesinos y campesinas asesinadxs.

OMNIA SUNT COMUNIA y cómo las historias se repiten.

 

La historia la escriben los vencedores. Pero las historias se repiten… y al final, vamos conociendo la realidad de las historias repetidas, contadas y por contar. Bajo la idea de analizar y proponer otros códigos para los lenguajes conmemorativos, se desarrolla este monumento a los campesinos asesinados. El punto de partida de este proyecto se centra en un dibujo que Albrecht Dürer (1471-1528) propone en 1525 como un ejemplo matemático y de proporción para el lenguaje monumental. Una suerte de sumas de altura y escala, que a su vez, más allá de proponer solo medidas, se erige como un monumento a los campesinos que pocos meses antes habían sucumbido tras 2 años de revueltas y revolución por sus derechos. El centro de Europa se presentaba como una sociedad piramidal, donde los que se encontraban en el último escalón, (trabajadores y trabajadoras del campo y la tierra) sufrían el peso del resto de estamentos de la pirámide social. Impuestos, costes de guerras, nuevas construcciones y los gastos de la fe recaían sobre los hombros de estas personas, que se vieron en la necesidad de tomar el camino de la lucha para mejorar su situación. Las pequeñas revueltas que protagonizaban estos campesinos parecían inofensivas hasta que dejaron de entenderse como pequeñas escaramuzas para empezar a llamarse LA REVOLUCIÓN DE LOS CAMPESINOS. El cambio sustancial vino acompañado, no solo de la adhesión de nuevos integrantes, sino también de la aparición de refuerzos teóricos. En un principio Martin Lutero, a quien le cogió muy rápido el relevo Thomas Mhunzer.

En un inicio, los campesinos que decidían enfrentarse al poder, sufrían el castigo de la ejecución, mientras que su familia era expulsada del país por los caminos. Al mismo tiempo, el teórico Thomas Munzer genero el lema OMNIA SUNT COMUNIA, todas las cosas son comunes, una frase que hoy en día sigue viva, latente y en uso.

 

Casi 500 años después, 4 personas han subido a una furgoneta para recorrer el trayecto de esta revuelta. 2 semanas que se inician en la Selva Negra para terminar en un monte de Frankenhausen.

Un camino que se cruza con el lago Constanza pisando Austria y Suiza, un recorrido que atraviesa Stockach, Nuremeberg o Mulhausen. Un camino recorrido dejando el rastro de una imagen repetida. Lo que en un momento se propuso como el boceto oculto, se ha presentado como una suerte de monumento expandido a lo largo del camino que recorrieron estos campesinos a modo de posters, cartel y pegatina. 4000 pegatinas y posters pegados y repartidos por este trayecto que conmemoran de una manera temporal, contextual y múltiple. Un monumento en papel a esos campesinos y campesinas que fueron asesinados.

Un viaje en furgoneta que recorre una distancia actual en busca del pasado, un viaje que se plantea como un monumento en si mismo. Un monumento común, por que todas las cosas son comunes.